sábado, 21 de enero de 2012

Rebelión clandestina.

Acaso el fuego desprendido puede abrasar la necesidad de respirar? Tener la potestad de censurar el movimiento, la expresión... Libertad sensorial aplacada por instantes, fuerza mayor que retiene la danza sensible. Teniendo que batallar ante la pedanía de la mañana dejando así un halo de sin sentido a la dulce armonía. Opresión firme que detiene el calor para crear frío helador... Dando tumbos de sensaciones, armando  la carcasa para ser el muro que decida atorar las brasas humeantes que de un soplo ahogan mis órganos más vitales. Cuando abro la ventana, respiro... y si me lo impiden, me revelo... A trozos de hierro mojado dejaré escapar la materia que danza fluida en su química noble.

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