sábado, 22 de septiembre de 2012

Travesía de miel.

Y camino, camino y de nuevo tropiezo.
Zas! ¿Cuantas veces mas tendré que levantar la pesada carga adosada en mi?
El desaliento ocupa su primera página del libro, del viaje emprendido. Te recuerdo, querida, que se aloja en ti el poder de la transformación, o acaso es la primera vez que te desvaneces?
Terremotos abriendo surcos de abismos lejanos, trepo para descifrar el código, la clave de la superación...
La feaciente situación atrapa la emoción que se alza y desciende a placer y que en un instante precipita la ilusión.
Pequeñas luciérnagas iluminan como farolas el hogar que de barro voy construyendo... quizá la cocción sea demasiado alta o tal vez innecesaria.
Si una abeja es capaz de crear y morir defendiéndose, de que sirve sufrir, si al fin y al cabo es un ciclo natural... un tránsito meloso que debiera saborear.
Mientras exista un ápiz de aliento en mis pulmones, caeré y levantaré hasta despues de herida, hasta que esa precisa herida me cierre los ojos y vuelva a nacer.

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